La higiene mental y emocional como selector de realidad

Hemos visto que el proceso alquímico consiste en tres grandes fases: el despertar de la supraconsciencia, su desarrollo y maduración, y la obtención final de las facultades taumatúrgicas o “don de Dios.” A medida que se avanza en el desarrollo de la Gran Obra se obtiene una progresiva independencia y autonomía hasta la total emancipación del sistema de control hiperdimensional. Empero, la primer fase es, por lo general, la más dificultosa: además de los acentuados cambios en el organismo y el trajín emocional que acarrean, la incipiente supraconsciencia puede operar intermitentemente, y el obrero del arte puede ver alterada su situación cotidiana por la imprevista aparición de sucesos detrimentales debido a la inmediata manifestación de sus miedos en la realidad física.

De acuerdo a nuestra investigación y resumiendo en concisos términos: la carga emocional y mental en el microcosmos del individuo afecta la probabilidad de eventos en el entorno del macrocosmos que le rodea. Esta correspondencia, que en la vida mundana suele ser sutil y efímera, se exponencia durante el acopio y sublimación de la fuerza generativa, en particular, luego de la batalla de los principios opuestos. Entendemos que la razón subyacente se debe a que, una vez superada la conjunción pero previo a la primera iluminación, el organismo comienza a producir shen, esto es, el alimento sublimado de la supraconsciencia, con lo cual el rudimentario centro del cuarto nivel comienza a manifestar una actividad parcial o esporádica y, en caso de encontrarse implantado, intensamente errática; al respecto Hiroshi Motoyama relata su experiencia:
La sensación febril que tuve alrededor de este chakra [Svadhishthana o centro sexual: el segundo de los seis chakras primarios ubicado en la región púbica], durante la práctica inicial del pranayama, algunos meses antes del despertar de la Kundalini, fue como una mezcla de hielo y fuego. Estaba acompañado por la visión de vapor blanco. Uno dos meses más tarde empecé a ver una redonda bola de fuego carmesí en mi abdomen. También por aquella época empecé a tener sueños proféticos, a vivir de forma involuntaria experiencias paranormales, como telepatía, y a comprobar que se cumplían mis temores o deseos de forma espontánea.
La supraconsciencia, una vez desarrollada, actúa con facilidad como selector en el espacio de variantes. (1) Recordemos que dicho espacio, según lo define Vadim Zeland en su teoría del Reality transurfing, es “un campo de información sobre lo que hubo, lo que hay y lo que habrá.” En pocas palabras, el centro mental maduro del cuarto nivel no es sólo un observador sino un operador en la cuarta densidad. Pero mientras un individuo actúe con un umbral vigílico limitado y su supraconsciencia permanezca en estado embrionario, su desplazamiento en las coordenadas de cuarta densidad −al operar como un selector inconsciente de su realidad− se manifiestará como una alteración detrimental de su ambiente emocional, a través del cual profitarán las entidades supinas de consciencia superior; en su libro Thought Vibration, William W. Atkinson comenta (cap. XVI: Es la Ley, no la Suerte):
Hace un tiempo, estaba hablando con un hombre sobre el Poder de Atracción del Pensamiento. Me dijo que él no creía que el pensamiento pudiera atraerle nada, y que todo era cuestión de suerte. Había encontrado, dijo, que la mala suerte lo perseguía implacablemente y que todo lo que tocaba terminaba saliendo mal. Siempre había sido así, y siempre sería así y era todo cuando había llegado a esperar de la vida. Cuando emprendía algo nuevo, sabía de antemano que las cosas saldrían mal. ¡Oh, no! Por lo que él podía ver, no había nada en la teoría del Poder de Atracción del Pensamiento: ¡todo era una cuestión de suerte!

Este hombre no pudo ver que, a través de su propia confesión, estaba dando un argumento muy convincente a favor de la Ley de la Atracción. Estaba testificando que siempre esperaba que las cosas salieran mal, y que siempre se acomodasen tal cual lo esperaba. Era un magnífico ejemplo de la Ley de Atracción, pero lo desconocía, y ningún argumento parecía aclararle el asunto; estaba “en contra de eso” y no había forma de escapar: siempre le esperaba la mala suerte, y cada evento demostraba que tenía razón, y que la posición de la Ciencia Mental no tenía sentido.
El aspirante quizá encuentre interesante considerar el siguiente cuadro: la realidad externa o macrocosmos es sintonizada desde la atmósfera microcósmica resultante del estado emocional y mental, y no al revés. Y aun más, subimos la apuesta invitando a todos aquellos que trastabillen con acentuada frecuencia contra sincronismos negativos en sus vidas, para que consideren esmerarse en una meticulosa introspección de su microclima mental, dado que las semillas del infortunio yacen profundamente encerradas en su psique y no necesariamente provocadas directa o punitivamente por las entidades negativas de consciencia superior.

Pero con esta aseveración no pretendemos culpar ni incriminar al padeciente; muy por el contrario, somos solícitos ante su situación y deseamos brindarle el acceso a las herramientas que nosotros, tal vez en su misma situación, debimos buscar con denodada vehemencia. No obstante, ya sea que estas conductas hayan sido implantadas por tecnología hiperdimensional o introyectadas durante la niñez a través de tutores negligentes y narcisistas, la actitud que se debe tomar no es la de víctima o desvalimiento ni mucho menos aceptar el cautiverio bajo la insignia de un destino funesto: tal clase de postura sólo ayuda a las entidades negativas que se refocilan ante individuos carentes del suficiente amor propio como para detener la insufrible sucesión de eventos desafortunados. La actitud de empoderamiento comienza entonces por reconocer la absoluta responsabilidad propia en las vicisitudes y aconteceres de la historia personal.

La clave se encuentra en el supraconsciente, específicamente, en su condición embrionaria, dado que su forma de actuar es completamente indiscriminada, pudiendo haber sido exhortado a comportarse con actitudes arbitrarias y caprichosas, incluso en oposición a los intereses y propósitos de la mente vigílica; como Phineas Quimby declaró un siglo antes: “El problema está en la mente, [...] si la mente ha sido implantada con una falsa creencia por un enemigo invisible, entonces ha sido infectada y actúa de manera incorrecta, con o sin el conocimiento de su poseedor. [...] Para corregir esto, no hay otra cosa que la Verdad: se debe corregir la impresión incorrecta y restablecer la Verdad. La Verdad es la cura.” Paralelamente, en su artículo Timeline Dynamics, Thomas Minderle expone:
Esta técnica de manipulación para lograr una mayor influencia determinista es una táctica favorita de las entidades hiperdimensionales negativas que consideran rentable esclavizar a otras almas. Cuanto más evidente su accionar, menos libre albedrío tendrán que resistir sus objetivos. Desde nuestra perspectiva de tiempo lineal, estas entidades provienen de un futuro probable muy negativo y están interactuando con nosotros ahora de manera elusiva pero manipuladora para arrastrarnos a reforzar su línea de tiempo, intentando convertirnos en ellos, sirviéndoles o, al menos, no siendo un obstáculo para sus intereses. Conocemos estas entidades más comúnmente como la variedad negativa de facciones alienígenas: grises, reptoides, mantis y nórdicas. No es sorprendente que su método de operación sea completamente consistente con la mecánica cuántica del viaje en el tiempo. Al manipular, en lugar de forzar a sus objetivos hacia la esclavitud espiritual, pueden atrapar a las almas en tramas temporales más polarizadas que las suyas.

Un fenómeno fascinante pero perturbador le sucede a las personas que se vuelven demasiado paranoicas, deprimidas, desesperadas o temerosas al analizar los aspectos más negativos de la realidad. Abducidos, investigadores de conspiraciones, demonólogos, novatos en la investigación del sistema de control hiperdimensional, todos son vulnerables a la potenciación del objeto de sus miedos al enredarse demasiado emocionalmente. El miedo es un conductor hacia un futuro probable de vulnerabilidad, iniciando un circuito de retroalimentación que asegura que uno se vuelve vulnerable a menos que el vector cambie de orientación hacia algo más emocional y espiritualmente equilibrado.

Aquellos obsesivamente temerosos de los aliens los atraerán, aquellos obsesivamente paranoicos de la supervisión del gobierno, la recibirán, aquellos fácilmente susceptibles por la naturaleza artificialmente sincronizada de la matriz estarán llenos de alta extrañeza. El ciclo de retroalimentación induce una espiral descendente que se refuerza por sí misma, donde la experiencia traumática crea miedo y el miedo crea un trauma adicional. Pero la persona siempre puede elegir la trascendencia y salir del círculo. [...]
Hemos visto anteriormente que la rectificación de los chakras inferiores requiere de la disciplina del harnelmiatznel consciente, de manera de recuperar el control sobre la energía del subconsciente, evitando la pérdida frecuente del vital “caldo aurífero.” Recordemos que la labor durante la morosa fase del Nigredo consiste en sublimar las esencias vitales en alimento que permitirá la maduración de la supraconsciencia. Pero de contar con acompañantes indeseados dentro de nuestro cuerpo psíquico −la presencia de córtices o pretas− la situación requiere de labores adicionales para poner de nuestro lado a la poderosa pero aun ingenua mente supraconsciente, al menos hasta que se desarrolle lo suficiente como para actuar como Mayordomo de la Gran Obra. Traducimos la siguiente observación del ingeniero aeronáutico John William Dunne que consideramos notable por su exactitud, perteneciente a su libro Intrusions!, obra que pone de manifiesto la interferencia exógena desde el contexto del serialismo temporal: (2)
“Cualesquiera que sean las capacidades de una inteligencia superior que eventualmente se encuentre latente en el observador de orden superior, son cualidades que esperan aun su maduración y desarrollo. Al principio, el cerebro es el maestro [entiéndase centro mental de tercera densidad] y la mente [centro embrionario de cuarta densidad] el alumno.”

A este comentario de mi obra previa todavía me adhiero. La mente del observador de orden superior tiene mucho conocimiento intuitivo: su capacidad de percibir lo que le espera en la línea temporal predeterminada es un claro ejemplo. Además, un estudio de los sueños puede mostrar su aun rudimentaria forma de pensar: hace planes absurdos para lidiar con las situaciones oníricas que ha desarrollado en su construcción fantasiosa. Pero su lógica, por lo general, es un poco mejor que la de un niño pequeño que equivoca los conceptos como Príncipe y Bruja debieran igualarse a Sapo. No le sorprende en absoluto ninguna incongruencia que encuentre: las acepta sin dudarlo.

Atribuyo esta casi completa falta de inteligencia al hecho de que es el yo subliminal, el que está principalmente activo en los sueños, el llamado “inconsciente” de los psicoanalistas. Pero hay momentos en el soñar cuando la parte más racional de la mente se despierta de su inspección acrítica de las fantasías que le presenta su infantil compañero, y luego se encuentra con una idea definitiva aunque todavía bastante débil. Tiene todas las características del pensamiento cerebral, la incredulidad, la crítica, el juicio, la planificación: y este es el pensamiento que ha aprendido del cerebro durante los viajes anteriores al tridimensional “ahora.” Esto es bastante evidente por el hecho que es aun un intento de pensar, y recordar de manera tridimensional, dado que la mente embrionaria de orden superior aun no está lo suficientemente desarrollada como darse cuenta que es un ser tetradimensional con una memoria de cuatro dimensiones y un marco de percepción de más dimensiones que la mente vigílica.
Con el fin de orientar al aspirante, intentaremos unificar el mar de términos psicológicos, ocultistas y esotéricos en una resumida y coherente enumeración; anteriormente, presentamos una disección del gestalt humano compuesto de tres elementos:
  • el ánima (subconsciente o ello): tal como su nombre lo indica, es un centro primitivo y animal de segunda densidad, asociado a la supervivencia;
  • el animus (consciente o yo): concentra las emociones y la mente vigílica de tercera densidad, encargado de la toma de decisiones consciente;
  • el ser (supraconsciencia o superyó): el centro incipiente de cuarta densidad, toma la mayoría de decisiones inconscientes, generalmente introyectadas durante la infancia o pertenecientes al sistema de creencias basamental.
Odiseo (Ulises) y los argonautas,
junto a Escila y Caribdis
Como se comentó anteriormente, la supraconsciencia de manera natural “navega” en el espacio de variantes, percibiendo y timoneando en el mar hermético por medio de sutiles vibraciones; este pilotaje es, si aun no se ha logrado la iluminación, inconsciente o automático; el supraconsciente se nutre del sistema de creencias, generalmente aprehendido durante la niñez para realizar la toma de decisiones mecanizada: es por ello que un individuo sin grandes desafíos ni angustias durante su infancia disfruta de una adultez sin conminaciones o amenazas, a diferencia de otro que ha sufrido e introyectado una atmósfera de violencia y miseria. No obstante, en cualesquiera de los casos, al permanecer en un estado embrionario, la supraconsciencia mantiene un umbral acrítico, por lo cual es posible sugestionarla e interferirla: del cap. XIV: El Robo de la Coliflor, del libro Autobiografía de un Yogui de Paramahansa Yogananda (Mukunda Lal Ghosh, en bengalí: মুকুন্দলাল ঘোষ):
El “argumento” de la comedia de la coliflor puede entenderse más fácilmente por medio de la analogía del radio. Sri Yukteswar [gurú de Yogananda] era una perfecta radio humana. Los pensamientos no son sino vibraciones muy sutiles que circulan en el éter. Así como una radio sensibilizada capta de cualquier distancia un programa musical deseado entre miles de otros programas, del mismo modo mi gurú pudo captar los pensamientos de un hombre medio loco que anhelaba una coliflor, aislados de los innumerables pensamientos humanos radiados en el mundo.

Por medio del dinámico poder de su voluntad, mi Maestro era también una poderosa estación radiodifusora, y había conseguido inducir al campesino para que dirigiera sus pasos a determinado habitación, por una sola coliflor.

La intuición es la guía del alma, que aparece naturalmente en el hombre durante esos instantes en que su mente está calmada. Casi todos hemos tenido experiencias de inexplicables y acertadas corazonadas, o hemos transmitido nuestros pensamientos de una manera efectiva a otra persona. La mente humana, libre de la “estática” de la inquietud, puede operar al través de la libre antena de su intuición todas las funciones del mecanismo complicado de la radio, mandando y recibiendo pensamientos, y retirando los desagradables. Así como el poder de la radio depende de la cantidad de corriente eléctrica que puede utilizar, así el radio humano es energetizado de acuerdo con el poder de la voluntad que cada individuo posee. [...] Los pensamientos erróneos del hombre resultan de las imperfecciones en su discernimiento. La meta de la ciencia del yoga es aquietar la mente para que sin distracciones pueda reflejar la visión divina en el universo.
En la mente de un individuo iluminado, el supraconsciente trabaja asociado con la mente vigílica y voluntariamente, en función del grado de desarrollo, puede operar sobre la realidad en tiempo real. En un individuo dormido, el supraconsciente es una mera estación receptora, que recoge las directivas del sistema de control hiperdimensional y las ejecuta exactamente del mismo modo que un sometido “portal orgánico.” Pero en un individuo en haras de despertar, la supraconsciencia puede operar de manera rudimentaria, indisciplinada e incluso obstruyendo y resistiendo obstinadamente la labor del Obrero del Arte. Max Freedom Long en su libro The Secret Science behind the Miracles comenta: (3)
Los cristianos y otras religiones han especulado interminablemente sobre la naturaleza exacta de la fe. Se enseñó que la fe era necesaria si la oración debía ser respondida. Incluso una pequeña cantidad de fe sería suficiente. Superficialmente, la fe es la creencia completa. Sin embargo, ahora aprendemos de los Kahunas que la creencia de parte de la consciencia vigílica no es suficiente. Eso solo no es fe. Se requiere que la asertividad del supraconsciente para que haya una fe genuina y factible. Esta es una manera diferente de decir que si el supraconsciente tiene un complejo o incluso una creencia obstinada que es contraria a la que sostiene en ese momento la consciencia vigílica, la supraconsciencia embrionaria se negará a obedecer las órdenes.

[...] Es muy difícil para el individuo averiguar si tiene o no una creencia fija de cierto tipo alojada en su supraconsciente embrionario. Como desconocemos tales fijaciones, naturalmente concluimos que no tenemos ninguna. La mejor forma de explorar tal posibilidad es ver los resultados que obtenemos después de un período de práctica diaria. Si no hay resultados, búsquese un complejo.
En la siguiente entrega analizaremos las técnicas para la erradicación de las fijaciones de manera de eliminar complejos introyectados. Es importante mantener una higiene mental y una homeóstasis emocional a los fines de acelerar la culminación del Nigredo y un empalme sereno y apacible con el régimen del Albedo.

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(1) Considérese el espacio de variantes desde la óptica científica provista por el físico teórico Michio Kaku del libro Universos Paralelos (cap. Portales dimensionales y viajes en el tiempo):
Pero quizá la más extraña de estas anomalías: agujeros negros, blancos y de gusano, es la posibilidad de universos paralelos y pasadizos que los conecten. Si recordamos la metáfora shakesperiana de que el mundo entero es un escenario, la relatividad general admite la posibilidad de trampillas, pero en lugar de llevarnos al sótano, nos encontramos con que las trampillas nos llevan a escenarios paralelos, como el original. Imaginemos que el escenario de la vida consiste en muchos pisos de escenarios, uno encima del otro. En cada uno de ellos, los actores recitan sus versos y se pasean por el decorado, pensando que su escenario es el único, ajenos a la posibilidad de realidades alternativas. Sin embargo, si un día caen accidentalmente en una trampilla, se encuentran lanzados a un escenario totalmente nuevo, con nuevas leyes, nuevas normas y un nuevo guión.
(2) Dunne fue autor de la celebrada y recomendable obra An experiment with time, que contiene la explicación sobre el serialismo del tiempo que más tarde inspiró a Tolkien y a Borges. En su última obra, nos recuerda su iluminadora temprana experiencia:
Cuando había cumplido doce o trece años experimenté, en tres o cuatro ocasiones, algo curioso que se llama, según entiendo, “éxtasis.” Sólo puedo recordar el último de estos acontecimientos, pero aun puedo conmemorar vívidamente mi alegría al descubrir que, aquello que di por llamar “Eso,” estaba nuevamente por pasar. La causa, aquella vez, fue un jardín visto desde la ventana de mi dormitorio en una noche tranquila y silenciosa. Mientras lo observaba, me invadió una conmovedora realización de que en todas partes, justo detrás de esa misma escena, había una realidad demasiado maravillosa, alegre y emocionante para las palabras —una realidad que se hacía cada vez más evidente— una realidad que parecía desplegarse allí mismo: una realidad que ahora recordaba, por supuesto, siempre había estado allí. Luego, mientras esperaba ansiosamente, comencé a sentir a través de la creciente transparencia una multitud que me sonreía y se complacía con mi deleite. La sensación creció hasta que la alegría fue indescriptible; y luego se desvaneció, y la escena se solidificó en una materialización impenetrable. Pero me dejó feliz.
(3) Freedom Long menciona el subconsciente en su obra; nosotros nos hemos tomado la libertad de diferenciar el supraconsciente embrionario del subconsciente cuando la actividad se refiere a procesos que no involucran el mantenimiento del organismo sino a operaciones de co-creación de realidad, es decir, en el proceso inconsciente (toma de decisiones automatizada) para la concreción de un futuro posible.