Dracomaquia: la sublimación de los instintos

Hemos elegido utilizar el término dracomaquia con la intención de explicar la disciplina que se esgrimía (¿o aun se esgrime?) en las escuelas mistéricas templarias y gnósticas, sin necesidad de recurrir a su núcleo dogmático ni ritual. Asimismo, es posible rastrear en el magisterio budista, taoísta e hinduísta el correlato alquímico a la limpieza de la simiente metálica prácticamente con la misma nomenclatura.

La idea que se destila desde las altas enseñanzas orientales, sufistas (como la disciplina del Cuarto Camino) y cristianas (como el Hesicasmo y la Filocalia) es la optimización del rinde energético: si se nos permitiese utilizar la jerga ingenieril, la resultante final de una inversión energética siempre debiera ser positiva. ¿Pero de qué inversión energética hablamos? En términos contables, todo capital que se coloca dentro de una inversión de riesgo, corre el peligro de pérdida y licuefacción de activos; en pocas palabras, si el pronóstico es equivocado, las pérdidas superan con creces a las ganancias. Poniéndonos un tanto eclesiásticos, leemos del Nuevo Testamento a Mateo 25:14-30 (Reina-Valera 1960):
Porque el Reino de los Cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.

Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.

Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Vista la Parábola de los Talentos desde la óptica scientológica, cuando un thetan (entidad espiritual de Quinta Densidad, esto es: el Reino de los Cielos) impacta en busca de conocimiento sobre un universo MEST (realidad física de Tercera Densidad), estamos frente a una clara inversión de riesgo. Parafraseando a Rudolf Steiner, la oculta regla del inseguro juego consiste en capitalizar sufrimiento cristalizándolo en sabiduría. Y aquí, en la ecuación del sufrimiento, debemos incluir a la energía orgón: podemos, al menos en un principio, equiparar la líbido con la energía sexual carente de cualquier distorsión pasional. Permítasenos entonces proponer que la líbido es el impulso vital resultante del harnelmiatznel mecánico entre los alimentos y unos ciertos hidrógenos sutiles —en sus octavas energéticas más refinadas, que los maestros taoístas denominaron como Esencia del Cielo Prenatal— y consiste en el capital de riesgo proveniente del plano espiritual.

El truco del juego es que, debido a la astuta modificación operada por supinas manos tenebrosas sobre el homo sapiens, la tiranía hormonal del cuerpo, luego de iniciada la adolescencia, degrada sistemáticamente la líbido orientándola hacia la reproducción de la especie, es decir, hacia la satisfacción del deseo sexual. Gurdjieff comentó que “el sexo es la principal fuente de energía de toda la mecanicidad: todo sueño, toda hipnosis, deriva de este.”
Cada hombre tiene en él tres excrementos que elabora en él mismo y que deben ser rechazados. El primero es el resultado de la alimentación ordinaria y se elimina naturalmente, y esto debe hacerse cada día, de lo contrario, pueden aparecer todo tipo de enfermedades.
Por la misma razón que usted va al baño para esta actividad, debe ir al baño para el segundo excremento, que es rechazado por la función sexual. Es necesario para la salud y el equilibrio del cuerpo y, ciertamente, es necesario en algunos a hacerlo cada día, en otros, cada semana, en otros, cada mes o cada seis meses. Es subjetivo. Para ello debe elegir un cuarto de baño apropiado. Uno que sea bueno para usted.
Un tercer excremento se forma en la cabeza, por los deseos, las impresiones y asociaciones sexuales, cuyos desechos se acumulan en el cerebro. Su eliminación se realiza con el uso correcto de la respiración.
El ojo entrenado no dudará en relacionar dos elementos clave en este análisis: en primer lugar, se observa que de no mediar el proceso de sublimación, los hidrógenos contenidos en las esencias sexuales decantan en la ruta mecánica de la putrefacción alquímica —esto es, que los hidrógenos en cambio de refinarse decrementan su octava,— pero en segundo lugar, pueden existir elementos exógenos que aceleran la degradación y orienten el proceso hacia una indefectible perversión sexual: es interesante entonces volver la vista hacia la ufología y demonología, al considerar la posibilidad de implantes etéricos.

Hemos de recordar que la disciplina del Cuarto Camino considera que la humanidad ha sido hipnotizada por el astuto pastor;(1) actualmente, las modernas corrientes rosicrucianas y ufológicas han denominado a estas entidades como Arcontes o Reptoides. En cualquier caso, se trata de seres en un nivel de materia y consciencia superior que, de la misma forma en que la humanidad detenta el poder sobre la flora y fauna, ejercen su dominio para manipular a la granja humana con objeto de extraer energía emocional. John Baines comenta al respecto:
Es así como el sapiens es despojado inadvertidamente del producto más noble producido por él mismo, el destilado final de la experiencia humana... el “caldo aurífero” de su vida. El sapiens es, por lo tanto, un esclavo a perpetuidad. No obstante, ejemplares individuales o aislados (segregados del grupo), pueden llegar a ser libres.
Urbi et Orbi
Este “caldo aurífero” rosacruz es, en la complicada geografía literaria de Relatos de Belcebú a su Nieto, el exioehary del Cuarto Camino que, de no abandonar el cuerpo orgánico, puede ser sublimado en hidrógenos “más refinados” y converger en la confección de las prendas solares. Por lo tanto, la “vía de salida” del juego —esto es, escapar con vida del plano terrenal, conservando el capital y las ganancias— consiste entonces en maximizar la energía vital, en primer lugar para robustecer el organismo (que se podría ver como la cáscara del “huevo filosofal”) y en segundo lugar, sublimar y atesorar dicha energía —Ouspenski y Gurdjieff mencionaban esto como sutilizar los famosos hidrógenos Si12 o las sustancias sagradas Abrustdonis y Helkdonis respectivamente— para finalmente desarrollar los centros superiores y lograr la comunicación con el Ser Esencial.

Aquí nos permitimos presentar una graciosa elaboración de la Alquimia: tenemos, por un lado, el ego consciente y por otro el subconsciente. Si hiciésemos uso de la nomenclatura presente en el Material Ra y Cassiopaea, el consciente sería un centro mental de Tercera Densidad (humano), mientras que el subconsciente se trataría de un centro de Segunda Densidad (animal). El objetivo de la Alquimia resulta en alimentar y formar un centro de Cuarta Densidad, esto es, el supraconsciente o infans solaris.

Pero la energía se atesora en un centro ligado al subconsciente —como el Dr. Yang Jwing-Ming nos informa en su esclarecedor libro La Respiración Embriónica, en el dan-tien falso inferior— y el sufrimiento, tanto físico como psíquico, proviene de la extracción de energía líbido distorsionada por una herida corporal o una úlcera emocional. Entendemos que sólo el ojo entrenado —a diferencia de uno somnoliento que aun tropieza en la habitación en tinieblas— comprenderá que la satisfacción carnal es, en efecto, sufrimiento velado a través de una anestésica pérdida de orgón.(2) Para reforzar esta graciosa idea, traducimos un momento de color en las transcripciones Cassiopaea (Sesión del 10 de diciembre de 1994):
P: (Laura) ¿Qué ocurre físicamente en el momento del orgasmo?
R: ¿Para quién?
P: Para cualquiera. De manera genérica. ¿Le ocurre algo físicamente a una persona cuando llega al clímax sexual?
R: Respuesta abierta.
P: ¿Es diferente para cada individuo?
R: Puede ser.
P: ¿Es diferente para el hombre y la mujer?
R: En general.
P: La razón por la que pregunto es porque Wayne Cook trabajó con radiestesia y encontró que el cuerpo humano, luego del clímax sexual, irradia de manera similar a un cadáver. ¿Por qué ocurre esto? (Terry) Vaciado de energía.
R: Así es.
P: Está bien, entonces ¿hacia dónde se drena la energía?
R: Hacia el plano etérico.
P: ¿Puede ir la energía hacia el otro individuo?
R: Tal vez.
P: ¿Es posible, que durante la actividad sexual, los Reptoides y otras entidades estén dando vueltas en los alrededores para extraer esta energía?
R: Sí.
P: Entonces, en el caso general, ¿es esto lo que ocurre?
R: Sí.
P: Es esta una de las razones por las cuales el sexo es animado y promocionado hasta el hartazgo en nuestra sociedad...
R: Sí, sí, sí.
Pero las entidades parasitarias necesitan que el centro mental crítico de Tercera Densidad haga la “vista gorda” de esta petite mort y asocie la descarga de estupefacientes endógenos —que terminarán por reforzar la adicción a la pérdida del húmedo radical— como “placentero” o, al menos, “necesario.” Entendemos entonces que de allí proviene toda esta programación biológica, psicológica y religiosa, orientada a justificar la locura de la actual civilización, el desenfreno emocional y pasional, y, por supuesto, el sufrimiento devocional... ¿qué nos muestra la efigie de cualquier iglesia cristiana? ¿acaso hemos sido cegados de ver al cadáver torturado en dos maderos?

De continuar esta hebra de conocimiento, tanto Cristo (Jesinavarah) como Budha (Siddharta) fueron yoguis esclarecidos. Entendemos la palabra yogui en su significado más arcaico de re-unión, semánticamente similar al concepto original de religión o de re-ligare: lograr la reunión o religadura con el Ser Esencial.

Volviendo a nuestra elaboración sobre la Alquimia, consiste entonces en una “evolución acelerada” de los centros de Segunda y Tercera Densidad, al nutrirse de la elan vitae atesorada y sublimada, logrando finalmente desarrollar el centro embrionario de Cuarta Densidad, desanclando la “mente del predador,” el supraconsciente atávico, subyugado y manipulado por el Sistema de Control Hiperdimensional, por uno autónomo e independiente. Como curioso corolario, dentro de los objetivos del Cuarto Camino figura el prevenir el gasto exagerado de los hidrógenos Si12 necesarios para la construcción del alma. Al ser reemplazado el centro supraconsciente exógeno por nuestra alma, empezaríamos realmente a crear nuestra propia realidad: es la verdadera Lapis Exilis, la piedra que nos exilia de la realidad entrópica.

Para el ojo entrenado, esto resonará intrépidamente con la imaginería de matraces alquímicos en donde acontecen repetidos “solve et coagula” sobre la sustancia primera; pero para el oriental, esto no se distingue de la “órbita microcósmica,” punto de partida para el Nei Dan del magisterio taoísta: la disciplina del qi (qigong o chikung), que ha sido provista por medios de canalización iatromántica; de hecho, el iatromantis griego (aquel que yace incubando) es semejante al hesicasta occidental o al practicante oriental en contamplación meditativa, y ambos buscan la misma clase de “iluminación.”

En la entrega siguiente sobre dracomaquia, analizaremos el velado proceso del harnelmiatznel consciente, correspondiente a la etapa alquímica del Nigredo.

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