La coagulación de la santidad

En realidad, una óptima forma de ver el plano físico podría arriesgarse al contemplarlo como el campo de cultivo de los Retoños de la Luz. Aquellos que hayan descubierto la Clave del Arcano, entenderán nuestras palabras y sabrán entonces la necesidad imperiosa de coagular el suministro celestial con la vida infusa en la materia, que no es otro que el fuego contenido en el agua de vida.

Pues donde hay vida, hay esperanza, y necesidad de vituallas solía agregar como epíteto el Escudero de la Comarca. Y esta es una realidad palpable: de manera velada, los seres orgánicos somos procesadores de alimentos, es decir, nuestra subsistencia está basada en el continuo procesamiento y extracción de energía orgónica de la materia burda que ingerimos; al consumir el orgón diseminado en las cadenas de polisacáridos que formaron parte de otro ser vivo, realizamos un sacrificio hierático a las entidades inorgánicas. Robert Monroe obtuvo esa confesión de los iluminados seres que acompañaban sus viajes oníricos a través de las densidades de consciencia que la humanidad tiene un escaso conocimiento; en su libro El Viaje Definitivo (Ultimate Journey), formuló una guía para trascender la maya hindú, o el ahora occidental, sistema de control hiperdimensional (que Monroe denominaba como Sistema de Vida Terrestre):
Como es el jefe, el hemisferio derecho del cerebro a menudo obliga al cerebro izquierdo a desempeñarse de una manera que tiende a destruir miles de años de evolución. Mientras tanto, nuestro cerebro izquierdo intenta tomar las ideas útiles e inspiraciones del hemisferio derecho y convertirlos en algo de utilidad. Tolera los patrones cerebrales no productivos del hemisferio derecho, siempre y cuando no se interpongan en el camino. También distorsiona denodadamente algunos patrones del cerebro derecho para convertirlos al paradigma de supervivencia-depredación que rige el Sistema de Vida Terrestre. Desde un Punto de Vista Alternativo, tenemos entonces dos definiciones:
  • Cerebro izquierdo = Mente Humana modificada por el Sistema de Vida Terrestre
  • Cerebro derecho = Expresión del Núcleo del Ser, la parte física atemporal, nuestra parte sutil, inmaculada y desafectada del Sistema de Vida Terrestre.
El truco es conseguir un balance del hemisferio izquierdo y del derecho de manera que actúen simultánea y sincrónicamente, animando a que el cerebro izquierdo tome una participación cada vez más activa en el Mas Allá [Densidades Superiores de Consciencia]. Nunca se debe abandonar el uno por el otro. Y una vez logrado todo esto, es posible que los siguientes puntos ayuden:
  1. Siempre reconozca y recuerde que se es “más que un cuerpo físico.” Esto le proporcionará una perspectiva más objetiva de cualquier actividad en el Sistema de Vida Terrestre: la agonía se vuelve tolerable; el éxtasis más profundo; los miedos inducidos de forma local se evaporan.
  2. Reconozca y controle su instinto de supervivencia. Úselo en lugar de que este lo use a usted. Aquí hay algunas sugerencias:
    a. Una parte de la fórmula (la vida física = bueno) es necesaria para el Sistema de la Tierra Terrestre y es aceptable durante su estancia. La otra parte (la muerte física = malo) se puede descartar dado que en su momento lo entenderá mejor.
    b. Recuerde que su objetivo final no es la supervivencia física. Por lo tanto, si bien es válido estar aquí para hacer ciertas cosas y que hay acciones que se deben efectuar para estar aquí, no se debería desesperar si no es así. Los accidentes pueden ocurrir, pero aun así, tampoco perderá, pues ha tenido la experiencia de ser humano.
    c. El instinto de reproducción sexual es el más poderoso instinto animal del Sistema de Vida Terrestre. Diseñado específicamente para la supervivencia física de la especie, fue diseñado y es manipulado exógenamente para el control de la mayoría de los aspectos de la conducta humana. Puede disfrutarlo, pero no hay necesidad de vivir o morir por el; y es posible disfrutar de las manipulaciones por lo que son, sucumbir solamente a sabiendas.
    d. Los activos físicos (materiales, alimentos, herramientas, juguetes) son excelentes para el uso local, pero la propiedad es sólo una cuestión de conveniencia temporal. No sólo no se pueden poseer, tampoco se los podrá llevar, ni siquiera se es dueño del cuerpo físico.
  3. Mantenga un estado de turista transitorio. En definitiva se está siendo humano por propia elección. Esa opción se mantiene en vigor durante su visita. Usted puede empacar su experiencia y abandonar su estadía cuando y donde quiera sea cual sea su razón, sin censura o sanciones de cualquier índole. Si su Mente Humana es satisfecha con su pasar terrestre, considere que también le abandonará más allá de cualquier esfuerzo que haga. Es probable que los adictos al Sistema de Vida Terrestre no lo entiendan, pero eso es problema de ellos.
  4. Disfrute de la vida en el Sistema de Vida Terrestre, maximice los altos y bajos: pero no se vuelva adicto. Supere las emociones de enojo ante la forma en que funciona el Sistema: cuando se observe aparentes desigualdades, ventajas injustas, brutalidades, insensibilidad y engaño. Es un mundo depredador por diseño: y es una máquina de enseñanza por excelencia.
  5. Ejercite su mente humana tanto como sea posible, a sabiendas de que es sólo un ejercicio. Construya bellos artefactos, resuelva “problemas,” disfrute el olor de las flores y admire las puestas de sol, componga música, explore los “secretos” del universo físico, saboree el aporte de sus cinco sentidos, absorba los matices de sus afectos y situaciones personales, sienta la alegría y la tristeza, la risa, la empatía, la compasión a fin de meter toda esta memoria emocional en su bolso de viaje.
  6. Lo más importante, brinde a su Mente Humana aquello que busca, la experiencia, y el flujo de conciencia donde y cuando la encuentra. Sature su sed de sensaciones, pero tenga cuidado con la tendencia a revolcarse en ella, debido a las reminiscencias del Hogar [de planos superiores] que pueda contener. Tenga cuidado con las ilusiones y la colusión que hacen a veces difícil de resolver lo real en un medio ambiente como el Sistema de Vida Terrestre.
  7. Su mente humana tiene una tendencia natural y normal para tratar de hacer las cosas en el Sistema de Vida Terrestre de la forma en que está acostumbrado en el Más Allá [los planos superiores]. La historia está llena de tales intentos, pero al final el Sistema siempre gana. Se puede desbastar una parte, pero la bestialidad depredadora simplemente vuelve, a veces un poco más inteligente que antes. Eso no significa que no se debe intentar y es posible que pueda cambiar una parte de ella, pero nunca va a lograrlo completamente; el Sistema no lo permitirá. ¿Aunque quién sabe cuánto tiempo más existirá de todos modos?
Monroe se esfuerza en sostener una visión taoísta, identificando las dos mentes: el Ego o Animus con su orientación crítica y egocéntrica (aspecto de servicio a sí mismo: STS o SAS) y el Anima que carece de discriminación alguna (aspecto de servicio a todos: STA o SAT), con el objetivo de lograr una integración de ambos hemisferios, es decir, lograr el Balance (también conocido como STO o SAD). Esta conclusión sobre la integración de dos aspectos contrapuestos que subyacen en la extraña naturaleza humana, fue vista en varias disciplinas esotéricas: la vinculación entre la alquimia occidental y el yoga oriental es más que evidente. Georg Feuerstein, erudito indólogo y sanscritista, al respecto del Hatha Yoga concluyó:
La sílaba “ha” en la palabra hatha representa la fuerza solar [masculina: aspecto de servicio a sí mismo] del cuerpo, y la sílaba “tha” representa la fuerza lunar [femenina: aspecto de servicio indiscriminado]. El término “yoga” [reunión e integración] representa su conjunción, que es el estado extático de identidad entre el sujeto y el objeto.
Jesús, investido de las
prendas solares
Pero nuestra visión discrepa, al menos en parte, con la última aseveración de Robert Monroe: entendemos que han habido logros completos de individuos a lo largo de la historia; cierto es que el Sistema de Vida Terrestre posee un refinado control de daños y si alguien escapa de sus muros, rápidamente intenta destruir o distorsionar los permenores del incidente; la imagen de lo infranqueable e imposible no debe dejar de machacarse en la gris mente de los prisioneros.

Ahora bien, cerremos por un momento nuestros ojos a los terribles muros, no malgastemos nuestra esencia ígnea en las impresiones con que desea empaparnos la funesta visión del laberinto, sus errantes prisioneros y los nefastos custodios. Puesto que la nutrición del embrión áureo, conforme a la simbología alquímica que lo representa como el Ave Fénix o el pelícano ígneo, resulta de la derivación de la energía orgónica de su biológico patrón terrestre hacia una sublimación solar, resulta esclarecedor el pasaje que Fulcanelli nos brinda en una nota aparte de Las Moradas Filosofales (cap. El maravilloso grimorio del castillo Dampierre):
El pitpit de los prados (Anthus pratensis) es un pajarillo parecido a la alondra. Hace su nido en la hierba. Los griegos lo llamaban Ανδος, pero esta palabra tiene otro significado de carácter netamente esotérico. Ανδος designa asimismo la flor y la parte más perfecta y distinguida de una cosa. También es la eflorescencia, la espuma de las soluciones cuyas partes ligeras ascienden y van a cristalizar a la superficie. Ello basta para dar una idea clara del nacimiento del pajarillo cuyo único huevo debe engendrar a nuestro Fénix.
Para el ojo entrenado, la semántica esotérica de Ανδος no tardará en ser conectada con los conocimientos vertidos en el libro de sabiduría taoísta El secreto de la Flor de Oro que Richard Wilhelm intentó plasmar como la guía práctica hacia la integración de la personalidad; ahora bien, la necesidad de integración nos lleva a plantearnos si existirán componentes que se encuentran fracturados en nuestra psique. ¿Es que acaso la mente humana se encuentra fragmentada? La conclusión, o más bien, el punto de partida de las disciplinas sufistas, encaramadas en las enseñanzas del Cuarto Camino, nos alientan en este sentido: los egos o agregados psicológicos son fragmentos distorsionados y hasta pervertidos que navegan en las peligrosas aguas de la psique traumatizada, cada uno pugnando por prevalecer en la toma de decisiones y haciendo uso indiscriminado y carente de economía del orgón o libido sexual.

Bien sabemos que esta libido, de dejarse operar por los antagonistas deseos de la carne, no tardará en verterse en fluídos lujuriosos, como nos advierte Cyrano Bergerac en El otro mundo: los Estados de la Luna, “estas llamas incombustibles —dice, haciendo hablar a su daemon— nos servirán mejor que vuestros enjambres de gusanos.” El pensamiento que indaga nos hace denostar la arrogancia del género humano con la frase genial de Gurdjieff: “somos alimento para la Luna.” De acuerdo a lo programado en nuestro manipulado ADN, el orgón que mantiene nuestra vida orgánica, sin la mediación del trabajo interno en la rueda del pozo, no demora en decantar en la putrefacción, que culmina alimentando a los ingenieros antropecuarios; desde su nefasta visión, tan sólo para ello fuimos creados.